El 20 de julio de 1810 comenzó la lucha por la independencia en el actual territorio colombiano, que finalmente se materializó en la ruptura con el poder colonial español en 1819. Doscientos años después resulta casi cínico hablar de independencia, en medio de la postración y dependencia por parte de las clases dominantes de este país con respecto a los Estados Unidos y a las empresas multinacionales.
En Colombia no hay nada que celebrar en términos de independencia en la época actual, porque este país marcha en contravía histórica con relación a los procesos nacionalistas que cobran fuerza en otros países del continente, como intentamos mostrarlo en esta ponencia. Esto no significa desconocer el significado descolonizador de las luchas emancipadoras de hace dos siglos, con todo y lo limitadas que hubieran sido para los indígenas, negros y mestizos. De eso no vamos a hablar, sino de lo que en estos momentos acontece en Colombia, como la muestra más extrema de sumisión, en nuestra América, ante el poder imperialista de los Estados Unidos.
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